El sedentarismo reduce hasta en diez años la esperanza de vida
No realizar actividad física regularmente disminuye la esperanza de vida hasta en diez años. Es una de las conclusiones del Simposio sobre Balance Energético de la Serie Científica Latinoamericana, que se celebró en Guarujá (Brasil) a mediados de agosto. Los especialistas consideran también que no existe mejor fármaco que el ejercicio.
Durante el evento, los asistentes también coincidieron en que es indispensable hacer un esfuerzo multidisciplinario en el que participen gobiernos, industrias, organizaciones sociales y especialistas de la salud para promover la actividad física. Ésa es la forma más eficiente de combatir la epidemia de obesidad. Señalaron que practicar ejercicio con regularidad puede incrementar hasta diez años la esperanza de vida, además de reducir hasta en un 50% la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas como el cáncer, la diabetes y los problemas cardiovasculares.
El encuentro congregó a más de 130 expertos e investigadores en temas de nutrición y sanidad pública de todo el continente. En él, se llevó a cabo un intenso debate sobre los beneficios de la actividad física en prácticamente todos los aspectos de la salud, por lo que su promoción, según apuntaron, debe ser una prioridad en las agendas políticas de todos los países. Los especialistas coincidieron en la idea de que hacer ejercicio y cuidar la alimentación es la mejor vía para combatir los problemas asociados al aumento de peso.
El presidente del Comité Científico, encargado de la organización de este simposio, Fernando Lavalle, indicó que “el control inadecuado del balance energético es quizá la principal causa de la obesidad que afecta a América Latina”.
Por su parte, John Duperly (especialista en Medicina Interna de la Universidad de Rosario en Colombia) presentó diversas evidencias científicas que documentan los beneficios de la actividad física en todos los ámbitos de la salud. Mencionó que “hacer una hora diaria de ejercicio moderado activa cerca de 800 genes que contribuyen a conservar una buena salud. Hasta ahora, no hay ningún fármaco en el mercado que tenga los efectos de mantener un estilo de vida saludable, como hace el ejercicio”.
Explicó, además, que con cinco intervenciones en el estilo de vida se puede reducir hasta en un 90% el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2: No fumar, un consumo moderado de alcohol, comer cinco porciones de frutas y verduras al día, hacer 150 minutos de ejercicio semanales (30 minutos diarios) y mantener un peso adecuado.
Sin embargo, señaló que es importante que los profesionales de la salud cuenten con las herramientas y conocimientos básicos para prescribir la actividad física de forma terapéutica, pues actualmente no cuentan con la información suficiente para motivar a sus pacientes para cambiar sus hábitos e incorporar el ejercicio en su rutina diaria. Aseguró que “comprender el comportamiento humano y cambiarlo es el desafío más grande del balance energético”.
El investigador Mauro Valencia (Universidad de Sonora, México) manifestó que “el gasto energético total de un individuo se determina por el gasto del propio metabolismo, el efecto termogénico de los alimentos y el gasto por actividad física, que es el más variable”. Por otro lado, el doctor Eric Ravussin (director del Centro Biomédico Pennington de Investigación para Nutrición en Obesidad de la Universidad Estatal de Luisiana, EE.UU) afirmó que “uno de los factores determinantes en el aumento de peso que experimentó la población mundial en los últimos años es el mayor consumo de grasas, más que la ingesta de carbohidratos y azúcares, pues las grasas tienen un mayor impacto en el desequilibrio del balance energético”.
Deporte y
Estres
El problema de la salud mental se ha agudizado severamente en la sociedad
actual. Una investigación realizada por el Instituto Nacional de Salud Mental
Americano -NIMH- sobre una muestra de 17.000 personas de
cinco comunidades, utilizando como fuente de diagnóstico el DSMMD, indicó que durante seis meses, un 20% de la
población adulta sufrió de alguna manera de algún trastorno mental y hace una
estimación que entre el 29 y el 38% de los americanos adultos puede padecer
algún problema psiquiátrico significativo durante sus vidas.
Una gran parte de los trastornos y de los síntomas se relacionan con el
estress, como la ansiedad y la depresión. Para tratar
estos trastornos tradicionalmente se usa la psicoterapia y la medicación. La
psicoterapia comprende un largo tratamiento y los psicotrópicos casi siempre
presentan efectos colaterales. Sin hablar del alto coste de un tratamiento
psicoterapéutico o medicamentoso. De esta manera, para enfrentar a los
trastornos referidos, han sido estudiados otros medios alternativos. Una técnica
no tradicional es el ejercicio y el deporte.
El valor del ejercicio para la prevención y tratamiento de la ansiedad y la
depresión, era conocido por los médicos desde la época de
Hipócrates.
Vamos a presentar algunos aportes para comprender bien las distintas posibilidades de aplicación del ejercicio y del deporte,
para beneficiar el área emocional de los practicantes, ya sea un sujeto
saludable, un atleta de élite o de recreación o también un portador de
trastornos o de diversas deficiencias.
Definición de ejercicio y deporte
El Colegio
Americano de Medicina del Deporte clasifica el ejercicio o el
deporte en tres tipos:
a) cardiorrespiratorio (aeróbico)
b) fuerza o
resistencia muscular
c) flexibilidad.
La mayoría de los estudios realizados
para verificar la influencia del ejercicio sobre el área emocional del ser
humano, utilizaron actividades aeróbicas como la carrera, natación o ciclismo.
Algunos realizaron ejercicios anaeróbicos (entrenamiento de fuerza). No fueron
utilizados ejercicios de flexibilidad.
El deporte utilizado en las investigaciones, son actividades deportivas,
individuales o colectivas, que poseen una reglamentación a nivel internacional,
practicados desde las escuelas deportivas, el deporte adulto recreativo, así
como el de alto rendimiento.
Ejercicio, deporte y ansiedad
El ejercicio y el deporte promueven una
reducción significativa de la ansiedad-estado y sus medidas fisiológicas
correlacionadas. De acuerdo con el meta-análisis de Petruzzello (1991),
no hay duda que el
ejercicio está asociado con una reducción de esas tres medidas, de acuerdo con
la edad, sexo y modelo de salud mental.
Una sesión de ejercicios aeróbicos, por
ejemplo, es suficiente para reducir la ansiedad de individuos ansiosos. Para producir un efecto
tranquilizante el ejercicio debe ser rítmico, como la caminata, la carrera,
saltar sobre obstáculos, o andar en bicicleta, manteniendo una duración de 5 a
30 minutos, en una intensidad del 30 al 60% de la intensidad máxima permitida
para el sujeto.
Algunos programas de ejercicio no reducen la ansiedad porque no respetan un mínimo de tiempo
necesario. La reacción de ansiedad es algo individual y suponer que el ejercicio
o el deporte puedan alterar este patrón es algo irreal. Es necesario un tiempo
de práctica de entre 4 a 20 semanas. Así también, para trastornos de pánico y
agorafobia los resultados han sido controvertibles.
Ejercicio, deporte & Depresión
El ejercicio y el deporte han sido
considerados ya hace cierto tiempo como una medida higiénica. Desde una óptica opuesta, algunos investigadores llegaron a la conclusión que la falta de ejercicio es un
factor importante para la aparición de síntomas de depresión. La posibilidad de
reducción de los síntomas de ansiedad y depresión por medio del ejercicio,
contribuyó a que varios psicoterapeutas comparasen el ejercicio con diversos
tipos de psicoterapias tradicionales, demostrando que tanto el ejercicio
aeróbico como anaeróbico presentan un valor similar a cualquier procedimiento de
psicoterapia tradicional.
El ejercicio físico puede ser una alternativa al tratamiento o una ayuda en
un tratamiento con dispositivos tradicionales de psicoterapia en la formas
unipolares de depresión leve o moderada. Existen
dudas de si diferentes intensidades en el ejercicio y el deporte presentan
beneficios emocionales diferentes a sus practicantes. El proceso del ejercicio, ya sea de corta o larga duración, causa un
bienestar mental y mejoría psicológica. La actividad física es causante de una
mejora en la autoestima que produce beneficios en la hipertensión, osteoporosis,
crisis diabéticas y varios trastornos psiquiátricos. Es una forma efectiva como
otras formas de psicoterapia para el paciente depresivo.
Los beneficios
individuales del ejercicio incluyen: a) reducción de la ansiedad-estado; b)
reducción a niveles mínimos y moderados de la depresión; c) reducción de los
niveles de estress; d) reducción de los niveles de neurosis; e) colabora en el
tratamiento de la depresión severa; f) beneficia psicológicamente a ambos sexos
y a todas las edades.
FUENTE: www.deportesalud.com