martes, 24 de julio de 2012


El ejercicio como factor protector del cerebro que envejece

camina sonrie

Cada vez hay más estudios que avalan lo positivo que es el ejercicio físico, no solo a nivel orgánico, sino también a nivel cognitivo, y es que el ejercicio puede ayudara a proteger el cerebro que envejece.
Ya existen diversos estudios aplicando programas ejercicio moderado de diverso tipo que señalan lo beneficioso del ejercicio físico en personas mayores para ayudar a prevenir ciertos deterioros cognitivos asociados a la edad.

Estudios publicados recientemente

En este caso, un primer estudio señala que las personas mayores sedentarias que empezaron a caminar a paso moderado tres veces por semana durante un año vieron aumentado el tamaño de la región cerebral relacionada con la memoria.
Un segundo estudio encontró que el entrenamiento con pesas dos veces por semana en personas que tenían fallos de memoria tuvo el efecto de mejorar las puntuaciones en pruebas de memoria y pensamiento.
Un tercer estudio mostró que un programa de ejercicio relacionado con el entrenamiento de fuerza y equilibrio ayudaba a mejorar la memoria. Es decir, que diferentes intervenciones a nivel de evitar el sedentarismo y dar unas pautas de ejercicio moderado han tenido como resultado mejora en pruebas que miden diversos tipos de rendimiento mental.
Estos estudios se han presentado recientemente, pero ya existe otra evidencia de la relación entre programas moderados de ejercicio físico y beneficios a nivel orgánico y mental en personas mayores. Ante la creencia de que en edades avanzadas el cuerpo, y también el cerebro, van en declive y ya no pueden mejorar más, hay que tener en cuenta de que el organismo todavía conserva cierta capacidad de mejora.

Lucha contra la inactividad física y mental

Además, nunca hay que perder de vista la idea de que no luchamos contra el envejecimiento, sino contra el sedentarismo y la inactividad. No podemos vencer el paso del tiempo, pero sí podemos reducir las horas que pasamos en el sofá sin hacer nada.
En muchas ocasiones el sedentarismo limita más que la edad avanzada, por lo que pasar de una vida sedentaria a realizar un poco de actividad moderada de forma regular durante un período de tiempo como un año da signos claros de mejora a nivel físico y mental.
En muchos casos las personas de edad avanzada se resignan a las limitaciones impuestas por el peso de los años: problemas a nivel físico, dificultad para caminar, dolores articulares, inicio de pérdida de capacidades cognitivas como atención, memoria, enlentecimiento en el procesamiento de la información… Muchas veces tanto ellos como la sociedad se resignan a que “son achaques de la edad” y hay que aceptarlos y convivir con ellos.
Es cierto que aceptarlos es un logro, puesto que muchas personas mayores no aceptan sus limitaciones, las niegan, y no buscan soluciones ni se dejan ser ayudados. Por lo tanto, aceptar y vivir con estos problemas es un primer paso, pero hay muchos más que dar. Sabemos que una mejora en el estilo de vida ayuda a la persona a mejorar sus capacidades, tanto de índole físico como mental.
No podemos parar el avance de los deterioros, pero sí podemos conseguir que el avance sea lo más lento posible. Lo que sí podemos evitar por completo es la pérdida de capacidad por falta de uso. La vida inactiva, tanto de cuerpo como de mente, genera una atrofia, una pérdida de capacidades, que sí es posible recuperar con entrenamiento.
Si estos programas de ejercicio que demuestran que una vida activa mejora en cierta medida el rendimiento mental, si a esto se le añade un programa de estimulación cognitiva para mantener las funciones del cerebro seguro que los resultados son más que positivos, y se consigue ralentizar el proceso de pérdida de capacidades que está asociado a seguir cumpliendo años.
En mi experiencia profesional he visto como personas muy mayores que llevaban una vida completamente sedentaria en casa mejoraban a nivel físico y mental simplemente con entrenamiento suave realizado de forma protocolizada durante un período de varios meses, por lo que nunca hay que rendirse y dejar que el cuerpo y la mente acumulen fallos por la falta de uso.

FUENTE: www.vitonica.com

martes, 10 de julio de 2012


Estudio de la Universidad de Roma
10/07/2012

La actividad física aumenta la capacidad académica de los niños

La actividad física aumenta la capacidad académica de los niñosLa Universidad de Roma ha elaborado un estudio sobre la relación entre la actividad física y el rendimiento académico de los niños. Los resultados indican que realizar ejercicio de forma regular puede llegar a aumentar su capacidad de atención y de concentración hasta un 10%. Las pruebas se realizaron en menores de entre ocho y 11 años.
Los expertos que han realizado este estudio llevaron a cabo un seguimiento a 138 niños, realizándoles pruebas de agudeza mental bajo una serie de factores externos entre los que se incluía, en ocasiones, la práctica de ejercicios físicos. Los resultados concluyeron que fomentar la actividad física entre los menores en las escuelas puede conseguir que se mejore su rendimiento académico.
Maria Chiara Gallotta, primera autora del estudio, explicó que “con frecuencia, los maestros afirman que los estudiantes pierden la atención y la concentración durante periodos a lo largo de su vida académica. Los elementos claves del aprendizaje, especialmente importantes durante el desarrollo, son la atención y la concentración. Nuestro estudio examinó la relación entre el esfuerzo y los niveles de atención y concentración de los niños de la escuela”.
Durante un período de estudio de tres semanas, los niños recibieron tres sesiones de pruebas de 50 minutos cada una. Antes de la primera prueba, todos habían participado en alguna actividad que conllevaba esfuerzo físico. Antes de la segunda prueba, solo se realizaron ejercicios académicos. Y en la tercera participaron tanto en actividades físicas como académicas. Todas ellas se estructuraron de manera que se pudiesen medir tanto las habilidades de concentración, la velocidad con la que los niños respondían, así como la calidad de sus respuestas.
Los alumnos obtuvieron mejor rendimiento tras la actividad física. La velocidad para procesar problemas aumentó en un 9% tras hacer algún tipo de “ejercicio” mental y un 10% tras la actividad física. Pero tras un esfuerzo combinado físico y mental, las puntuaciones de las pruebas aumentaron únicamente un 4%.
De forma similar, en las pruebas que medían la habilidad de concentración, la actividad mental previa a las pruebas académicas mejoró las puntuaciones en un 13%, y la actividad física consiguió mejorarlas en un 10%. Cuando se combinaron ambas, los resultados de las pruebas aumentaron un 2%.
Los autores apuntaron que las puntuaciones más bajas podrían deberse a un aumento en el estrés asociado con pedir a los niños que ejercitaran tanto sus cerebros como sus cuerpos al mismo tiempo. Gallotta señaló que “nuestros hallazgos sugieren que varios tipos de esfuerzo tienen distintas influencias beneficiosas sobre el rendimiento cognitivo inmediato de los niños escolares. Aunque se necesita más investigación, creemos que esto provee una justificación útil para el aumento de realizar actividad física durante la vida académica de los niños”.
Los resultados de este estudio han sido publicados en la prestigiosa revista científica “Los Medicine & Science in Sports & Exercise”.

FUENTE: Munideporte.com

lunes, 2 de julio de 2012

Estudio realizado a más de 3.000 mujeres

La actividad física puede reducir el riesgo de sufrir cáncer de mama

La actividad física puede reducir  el riesgo de sufrir cáncer de mama La Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos) ha realizado un estudio sobre el cáncer de mama y la actividad física en más de 3.000 mujeres. Sus conclusiones destacan que las que practican ejercicio pueden reducir el riesgo de sufrir cáncer de mama, siempre y cuando lo complementen con una alimentación saludable.

Esta investigación fue llevada a cabo por la Universidad de Carolina del Norte y la Escuela Gillings de Salud Pública Global en Chapel Hill. El objetivo era buscar un vínculo entre la actividad física recreativa y el riesgo de desarrollar cáncer de mama. Para ello, se analizaron a 1.504 mujeres con esta enfermedad y 1.555 sin cáncer, entre los 20 y los 98 años.

De todas las mujeres que participaron en este análisis, se concluyó que las que hacían ejercicio, ya fuera durante sus años reproductivos o después de la menopausia, tenían un riesgo menor de desarrollar cáncer de mama. Quienes hacían ejercicio entre diez y 19 horas semanales experimentaron el mayor beneficio, acercándose a un 30% en la reducción de riesgo. Este hecho se apreció en todos los niveles de intensidad y resultó especialmente relevante en aquellas mujeres con cáncer de mama con receptores hormonales positivos.

Cuando los investigadores examinaron los efectos conjuntos de la actividad física, el peso y la forma del cuerpo, encontraron que incluso las mujeres activas que se encontraban por encima de su peso, especialmente después de la menopausia, tenían un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.

Por esa razón, el estudio concluyó que realizar ejercicio físico, ya sea de forma leve o intensa, puede reducir el riesgo de sufrir un cáncer de mama. Sin embargo, este efecto beneficioso puede ser eliminado si las mujeres no controlan adecuadamente su peso. Eso significa que, además de practicar actividad física regularmente, es importante mantener una alimentación saludable que lo complemente.

Según la Organización Mundial de la Salud, en el año 2030 el número de personas que sufrirán cáncer aumentará en un 75%. Este incremento será particularmente agudo en aquellos países donde se adoptan estilos de vida poco saludables. La OMS establece que los avances económicos representarán un incremento en los casos de cáncer relacionados con la mala alimentación, la falta de actividad física y otros malos hábitos ligados a enfermedades como, por ejemplo, el cáncer de mama.

FUENTE: munideporte.com