Estudio de la Universidad de Roma
10/07/2012
La actividad física aumenta la capacidad académica de los niños
La Universidad de Roma ha elaborado un estudio sobre la relación entre la actividad física y el rendimiento académico de los niños. Los resultados indican que realizar ejercicio de forma regular puede llegar a aumentar su capacidad de atención y de concentración hasta un 10%. Las pruebas se realizaron en menores de entre ocho y 11 años.
Los expertos que han realizado este estudio llevaron a cabo un seguimiento a 138 niños, realizándoles pruebas de agudeza mental bajo una serie de factores externos entre los que se incluía, en ocasiones, la práctica de ejercicios físicos. Los resultados concluyeron que fomentar la actividad física entre los menores en las escuelas puede conseguir que se mejore su rendimiento académico.
Maria Chiara Gallotta, primera autora del estudio, explicó que “con frecuencia, los maestros afirman que los estudiantes pierden la atención y la concentración durante periodos a lo largo de su vida académica. Los elementos claves del aprendizaje, especialmente importantes durante el desarrollo, son la atención y la concentración. Nuestro estudio examinó la relación entre el esfuerzo y los niveles de atención y concentración de los niños de la escuela”.
Durante un período de estudio de tres semanas, los niños recibieron tres sesiones de pruebas de 50 minutos cada una. Antes de la primera prueba, todos habían participado en alguna actividad que conllevaba esfuerzo físico. Antes de la segunda prueba, solo se realizaron ejercicios académicos. Y en la tercera participaron tanto en actividades físicas como académicas. Todas ellas se estructuraron de manera que se pudiesen medir tanto las habilidades de concentración, la velocidad con la que los niños respondían, así como la calidad de sus respuestas.
Los alumnos obtuvieron mejor rendimiento tras la actividad física. La velocidad para procesar problemas aumentó en un 9% tras hacer algún tipo de “ejercicio” mental y un 10% tras la actividad física. Pero tras un esfuerzo combinado físico y mental, las puntuaciones de las pruebas aumentaron únicamente un 4%.
De forma similar, en las pruebas que medían la habilidad de concentración, la actividad mental previa a las pruebas académicas mejoró las puntuaciones en un 13%, y la actividad física consiguió mejorarlas en un 10%. Cuando se combinaron ambas, los resultados de las pruebas aumentaron un 2%.
Los autores apuntaron que las puntuaciones más bajas podrían deberse a un aumento en el estrés asociado con pedir a los niños que ejercitaran tanto sus cerebros como sus cuerpos al mismo tiempo. Gallotta señaló que “nuestros hallazgos sugieren que varios tipos de esfuerzo tienen distintas influencias beneficiosas sobre el rendimiento cognitivo inmediato de los niños escolares. Aunque se necesita más investigación, creemos que esto provee una justificación útil para el aumento de realizar actividad física durante la vida académica de los niños”.
Los resultados de este estudio han sido publicados en la prestigiosa revista científica “Los Medicine & Science in Sports & Exercise”.
Los expertos que han realizado este estudio llevaron a cabo un seguimiento a 138 niños, realizándoles pruebas de agudeza mental bajo una serie de factores externos entre los que se incluía, en ocasiones, la práctica de ejercicios físicos. Los resultados concluyeron que fomentar la actividad física entre los menores en las escuelas puede conseguir que se mejore su rendimiento académico.
Maria Chiara Gallotta, primera autora del estudio, explicó que “con frecuencia, los maestros afirman que los estudiantes pierden la atención y la concentración durante periodos a lo largo de su vida académica. Los elementos claves del aprendizaje, especialmente importantes durante el desarrollo, son la atención y la concentración. Nuestro estudio examinó la relación entre el esfuerzo y los niveles de atención y concentración de los niños de la escuela”.
Durante un período de estudio de tres semanas, los niños recibieron tres sesiones de pruebas de 50 minutos cada una. Antes de la primera prueba, todos habían participado en alguna actividad que conllevaba esfuerzo físico. Antes de la segunda prueba, solo se realizaron ejercicios académicos. Y en la tercera participaron tanto en actividades físicas como académicas. Todas ellas se estructuraron de manera que se pudiesen medir tanto las habilidades de concentración, la velocidad con la que los niños respondían, así como la calidad de sus respuestas.
Los alumnos obtuvieron mejor rendimiento tras la actividad física. La velocidad para procesar problemas aumentó en un 9% tras hacer algún tipo de “ejercicio” mental y un 10% tras la actividad física. Pero tras un esfuerzo combinado físico y mental, las puntuaciones de las pruebas aumentaron únicamente un 4%.
De forma similar, en las pruebas que medían la habilidad de concentración, la actividad mental previa a las pruebas académicas mejoró las puntuaciones en un 13%, y la actividad física consiguió mejorarlas en un 10%. Cuando se combinaron ambas, los resultados de las pruebas aumentaron un 2%.
Los autores apuntaron que las puntuaciones más bajas podrían deberse a un aumento en el estrés asociado con pedir a los niños que ejercitaran tanto sus cerebros como sus cuerpos al mismo tiempo. Gallotta señaló que “nuestros hallazgos sugieren que varios tipos de esfuerzo tienen distintas influencias beneficiosas sobre el rendimiento cognitivo inmediato de los niños escolares. Aunque se necesita más investigación, creemos que esto provee una justificación útil para el aumento de realizar actividad física durante la vida académica de los niños”.
Los resultados de este estudio han sido publicados en la prestigiosa revista científica “Los Medicine & Science in Sports & Exercise”.
FUENTE: Munideporte.com
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