domingo, 9 de junio de 2013

Las consecuencias de dejar de hacer ejercicio pueden ser peores de lo que se creía




El estudio, conducido por Paul Williams, revela que la clave para estar en forma es permanecer activo durante todo el año, año tras año, evitando los cambios estacionales de hábitos o las pautas muy irregulares en los ejercicios.


El precio a pagar por dejar el ejercicio es mayor de lo esperado, y puede ser un factor importante en la epidemia de obesidad que afecta a muchas personas en las naciones industrializadas.

Este estudio debería impulsar a las personas a pensárselo dos veces antes de tomarse unas vacaciones en su régimen de actividad física, a pesar de presiones familiares y obligaciones laborales, o de una disminución en su motivación personal.

Utilizando datos obtenidos de un estudio nacional sobre la salud de personas que hacían footing, Williams encontró que los impactos del aumento o la disminución de ejercicios vigorosos, no son los mismos entre todos los corredores. En distancias mayores a unos 30 kilómetros por semana en los hombres y a unos 15 kilómetros por semana en la mujer, el peso adquirido al correr menos, fue aproximadamente el mismo que el peso perdido al correr más. Con este nivel de ejercicio, los efectos del entrenamiento o los de la falta del mismo son comparables, y los aumentos o las disminuciones de peso asociados con los cambios en el nivel de ejercitación son probablemente reversibles.Sin embargo, Williams encontró que las personas que no corren muchos kilómetros por semana se enfrentan a un problema si quieren perder el peso acumulado durante una temporada de pausa en su actividad física. En estos niveles menos intensos, una interrupción en el ejercicio produce un aumento de peso que no se pierde simplemente por la reanudación del mismo régimen que se efectuaba con anterioridad.

En concreto, Williams comparó 17.280 hombres y 5.970 mujeres que disminuyeron la distancia corrida, con 4.632 hombres y 1.953 mujeres que aumentaron esa distancia, durante un período de 7,7 años. Descubrió que los corredores que redujeron su distancia de 8 a 0 kilómetros por semana ganaron cuatro veces más peso que los que disminuyeron su distancia de 40 a 32 kilómetros por semana. También encontró que las personas que comenzaron a correr después de una temporada de descanso no perdieron peso hasta que su kilometraje excedió unos 30 kilómetros por semana en los hombres, y unos 15 por semana en las mujeres.

Los resultados del estudio ponen de relieve la importancia de evitar los patrones irregulares de ejercicio, con temporadas de actividad y otras sin ella. El ejercicio diseñado para prevenir la obesidad tal vez no brinde sus beneficios si es irregular, de temporada, o con frecuentes interrupciones.



FUENTE. www.solociencia.com

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